martes, 17 de noviembre de 2009

La curiosidad no mató al gato...

Estaba dispuesta a realizar mi tarea de fotografía, había empezado por crear mi escenario sobre la mesa, cogí los girasoles antiguos de mi madre (éstos llevan por cierto muy buen tiempo con la familia), mi juego de tazas de té de porcelana (mi juguete muy delicado desde que tenía 10 años) y por último mis velas de cumpleaños (las de mi último cumple).

Había prendido las velas, el juego de tazas de té a un costado y los girasoles atrás de éstos, me alejé de la mesa para poder posicionarme y ver mi ángulo preciso, alisté mi cámara logré y de pronto un felino muy cachorro de color gris logra subirse a la mesa, Jafet, el gato adorado de mi hermana menor. Tenía todas las ganas de retirarlo de ahí, pero… al ver su posición tan elegante, delicada y a la vez inquietante decidí dejarlo, pues lo observé durante un corto tiempo y empecé a capturar su inquietud en las tomas, me desesperaba porque era la primera vez que me proponía a tomar fotos a un animal junto a un tema para un trabajo, logré hacerlo, aunque no serán las mejores tomas pero no me salieron malas (que modesta).


Jafet en su travesura quería lograr coger las velas, de éstas salpicaban chispas y pues eso le llamaba la atención, pero su miedo hacía q rápidamente su patita se alejara de las velas, luego inquietante las observaba meticulosamente como queriendo analizar su proveniencia o ver la manera de cómo atacar como si se tratara de algún enemigo.

Luego como su comportamiento era incontrolable por sus movimientos, decidí bajarlo y lograr una toma al tema completo y los girasoles alumbrados sólo por la luz de las velas. Las imágenes están a su disposición espero les guste y las disfruten.
Valió la pena dejar al gato en la mesa, al menos complementó mi tema y la tarea quedó bien, recibí las felicitaciones de mi profesor (era lo que pensaba mientras hacía esto).

¿Debería agradecer? Lo haré luego, si más adelante se sigue portando bien y me ayuda con temas próximos.