viernes, 12 de junio de 2009

“GRINGO, PARA MÍ TODO VALE”



UNA ENTREVISTA A UN PERSONAJE PIURANO, JOSÉ SALVADOR ROCÍO "VALE". UN VENDENDOR DE RASPADILLAS, PADRE EJEMPLAR, CARISMÁTICO QUE SABE GANARSE EL APRECIO Y CARIÑO DE LSO PIURANOS.




En la esquina de la Av. Huancavelica y San Martín está ubicada la carretilla de raspadillas de Vale, con casi 25 años vendiéndolas, no deja de aplacar la sed y algún gusto al paso de los piuranos, especialmente de los San Miguelinos que frecuentan el lugar. Su apariencia humilde, con una gorra para poder cubrir su rostro del incandescente sol y con la carismática espontaneidad con la que atiende a cualquier ‘Gringo’ como cariñosamente denomina a sus clientes predilectos, Don José nos ofrece un poco de su tiempo agitado para charlar.

Vale ha disfrutado anécdotas con los alumnos del histórico Colegio San Miguel, los que como jugando se llevaban algún producto de su carretilla o algunas veces no le pagaban y comían gratis. Ahora éstos llegan orgullosos, ya profesionales, con su familia e hijos, mérito que Vale comparte con ellos. Don José, muestra ser un padre ejemplo, con tan sólo vender sus raspadillas, y con una carismática sonrisa ha sabido criar y educar muy bien a sus hijos, los cuales han sabido corresponder ese sacrificio.

Un toldo, una sombrilla, cubren la carretilla en la que coloca su maquina para picar hielo, los recipientes que contienen refrescos, una pequeña vitrina denominada “microondas” donde coloca sus papas rellenas, tamales y empanadas. Unas cuantas bancas ‘Zona VIP o Platinium” cómicamente denominada por él, las cuales son el lugar predilecto de sus clientes, pues aquí disfrutan de las raspadillas y entre broma y broma le hacen compañía a Vale. Así lo encontramos, un hombre humilde, agitado, picando hielo, sirviendo refrescos, y entregando sus papas rellenas.

Me cuentan que tiene un buen tiempo aquí vendiendo raspadillas, dígame exactamente cuanto.

Empecé a trabajar vendiendo raspadillas desde el año 1984. En el mes de noviembre cumplo 25 años.

En estos 25 años, ¿qué es lo que ha logrado con este negocio?

Le doy gracias a Dios, porque con este trabajito que tengo he dado muchas satisfacciones a mi familia, en cuanto a la alimentación y los estudios de mis hijas que están en la Universidad, una de ellas se ha graduado de profesora en Lengua y Literatura y la otra está por terminar Psicología. He podido construir mi casa, he comprado mis cosas. Verdaderamente me siento orgulloso de mi trabajo.

¿Desde que hora está acá?

Estoy desde las 7 de la mañana hasta las 6 de la tarde, de lunes a sábado, porque los domingos se los entrego a Dios.

¿Cómo nació la idea de tener este puesto de raspadillas? ¿Y en qué lugar empezó?

Todo empezó desde el año 1984, cuando estaba trabajando en una compañía constructora y terminó el trabajo, empezó las lluvias del fenómeno del niño. Me puse a vender raspadillas así como jugando, me gustó y desde entonces vendo mis raspadillas.
Empecé al frente de la Parroquia Santísimo Sacramento estuve durante un año, gracias al Padre David, quien me dio ese permiso. Luego me fui donde está ubicada ahora la marina durante 14 años y en este perímetro tengo 10 años, en total tengo 24 años trabajando en este negocio.

¿Cuénteme alguna anécdota, o alguna persona famosa que haya llegado a probar sus raspadillas?

Han venido varias personas, varios políticos y personajes, como Claudio Pizarro que vino antes de viajar a Alemania para el Bremen. Él llegó con su enamorada a la Zona Naval ya que su papá era comandante de la Marina y unos amigos le dijeron que había un puesto de raspadillas cerca, él vino, probó mi raspadilla le gustó compró más, se fue muy contento e incluso me dio mi propina. Fue una satisfacción atenderlo.

¿Esa frase peculiar que le escucho decir “gringo” a que se debe?

Ese apelativo me salió de pronto, les digo así a mis clientes a los que más aprecio y por el respeto que les tengo. Ya que todos valen, sean negros, blancos, gringos, pero más los relaciono con la palabra Gringo.

¿Y porqué Vale, es algún diminutivo de su nombre?

No, mi nombre real, es José Salvador Rocío. Salio “Vale” por que cuando empecé a vender, llegaban alumnos, niños y me decían: “señor, usted no tenga diez céntimos o veinte céntimos de refresco para que me venda” y yo les decía: “para mi todo vale, no te preocupes ¿vale?” y desde entonces me decían Vale.

¿Cómo es la relación con su Familia?

Bueno la relación con mi Familia es muy buena, le agradezco a mi Dios por haberme dado una familia muy unida, y gracias a mi señora tengo lo que tenemos ahora, ella es la que prepara los jarabes, las empanadas, tamales y las papas. Soy casado por los dos matrimonios, tengo unos hijos maravillosos. Mi hijo mayor es mi brazo derecho es el que me ayuda y tengo dos hijas profesionales.

¿Ha pensado tener sucursales?

Sí he pensado tener dos sucursales más, en sitios estratégicos. Está proyectado para este año, Ojalá Dios quiera y pueda hacer ese proyecto.

Primero sólo vendía sus raspadillas, ¿cómo nació la idea de vender los aperitivos? Y cuénteme de la variedad de sus raspadillas

Tenemos al gusto del cliente, de todo precio. Hay, con ensalada dos soles, sin ensalada un sol o cincuenta céntimos.
Cuando empecé, sólo vendía raspadillas y refrescos, luego me animé por los sanguches, papas rellenas. Tamales y empanadas. Es lo que más demanda trae.