Viajé a Sechura con un grupo de amigos con el propósito de realizar un reportaje a la Iglesia San Martín de Tours. Mientras el resto grababa y recopilaban información histórica, yo nuevamente con cámara en mano, empecé con mi labor de fotos…
Habíamos llegado en buen momento, antes de empezar con la labor hubo una misa de cuerpo presente para un sepelio, fue razón por la que las luces del altar las encontramos encendidas y todo decorado como para una misa especial.
El altar estaba preciso y precioso a la vez, decorado con distintos tipos de flores (lamento no poder darles los nombres pues no sé identificarlas a simple vista), las luces de las velas y las luces amarillas acentuaban el dorado que predominaba del pan de oro, pintura con la que éste está pintada.
Ángeles, un Cristo crucificado y varios santos, eran los que daban más valor de adoración al escenario. Quise a darle un espacio a las flores que estaban debajo del Cristo y al ángel que por detrás de aquel pareciera orar por los feligreses que visitan la iglesia. El dorado del ambiente, los rostros de las imágenes en bulto, el decorado floral y el silencio del lugar me proporcionaban buen ambiente, pareciera que las imágenes, en su posición, en las miradas dibujadas de dolor estaban prestas a ser parte de un tema o quizás sería el ángulo por la que estaban siendo tomadas.
El desenfocado que hago a las imágenes en bulto, hace que las flores sean las que predominen, pues el color de éstas juega muy bien con la iluminación de las luces, y pareciera que brillaran. En las demás fotografías el Cristo muestra dolor y entrega fidelidad mientras tanto el ángel como lo dije anteriormente pareciera que orara por los feligreses y por el alma de Jesús que yace en la cruz.
En un rato más se apagaron las luces y las velas entonces encanto terminó, ya había tomado mis fotos, quedaron lindas, muestran fervor religioso y a un Cristo entregado por amor.