Como un día normal en clase de fotografía, nos encomendaron buscar temas en la universidad para fotografiar. Eran las 2:30 de la tarde aproximadamente y todo lo que encontraba a mi alrededor eran aulas, algunas llenas otras vacías, el cafetín con algunos alumnos aprovechando la hora para poder almorzar, gente caminando presurosa para poder llegar a clase o algunos yendo con dirección a la salida para poder ubicar movilidad de regreso a casa.
Sentía que no iba a encontrar nada, pues nada me parecía novedoso, de un momento a otro divisé unas flores rojas que adornaban las áreas verdes de la universidad, me acerqué y como si se tratase de una fotógrafa profesional, comencé a jugar con los rayos del sol a través de éstas, pues me movía para poder captar escenas. Cogí mi cámara, me ubique estratégicamente y empecé a capturar, obtuve buenas tomas el sol me ayudó mucho, algunas en contra luz, otras con el reflejo y una brillando con ayuda de un rayo de sol… las flores resultaron lindas, preciosas, diría. Todo lo tenía ahí todo era cuestión de tener buen ojo.
Los norteños, estamos ‘ganadazos’ con este sol, es increíble poder tenerlo pues nos proporciona buenos paisajes, si dudan de éste sol, traten de comprobarlo, aunque es agotador pero vale la pena trabajar con él.
Mi varita mágica (así le denomino a mi cámara) me ayudó mucho, “yo pongo el ojo y ella hace el resto”. Espero les sea de su agrado las siguientes imágenes y lo disfruten tanto como yo.